Dejo entrar el mundo
En mi corazón cada vez más estrecho
Y no puede intimidar el ejército de pájaros
Con su tímida voluntad de su inventario anfibio
Huelo esta ciudad cual tumba enorme, como lo haría un
perro
E igual que él, no encuentro mucho significado.
Tengo la determinación de elevar una cámara de
sacrificios
Entre tus costillas de arena y mis labios
Para que se pudran por fin, mis horas sanguinarias.
Voy de un hotel a otro, quemando todas las biblias
De las mesas de noche, para que me recuerden.
Te espero en la estación con incertidumbre
Me re-invento como las
olas que rompen
Me suicido desde cada estrella
Me suicido desde cada estrella
Para que sepas que vivo
Para que sepas que muero
Cada segundo por tí.
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