Una pasión circular, madre del mundo
En un parto sonoro y ardiente, en frente de la amplia
ventana forrada de barro
Por las manos que eternamente conspiran para que no entre la
luz.
Hay aún fragmentos de verdad con el puño en alto, promesas
de lluvia celeste
Que al tocar el suelo no se quebrarán convirtiéndose en ceniza sin memoria.
Locura, obsesión y odio enamorados, cuervo bien amaestrado
Para hurgar en mis entrañas cuando mi cuerpo lo atraviesa la
terrible quimera
Que es sangre envenenada en la fábrica insomne de mi
corazón.
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