Perversa ansia forjada en el taller del demonio
Para la envestida celeste en el cálido subterráneo
Me oculto del mundo y nazco de nuevo en tu habitación
Me oculto en el tesoro del tornasol y la delicia
De todo lo que ocultas y significas
Cuando cerramos una puerta y estamos solos.
Es el instinto el que necesita realizarse
En estos aullidos de luz cegadora
Sangre estallando y cargando
la carne
De húmedos pensamientos
Que rayan el deseo sin reposo.
No hay distancia entre nosotros que evocar,
Porque nuestros labios no se separan nunca.
Te quito tu ropa y es como abrir un libro prohibido y ansiado
Cuya primera frase hace tu alma arder.
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