El mapa del mundo en tus ojos
Y la línea de la carretera en la palma de mi mano
Para suplantar
La aburrida línea de la vida.
Saltar el muro de la ciudad
Y encontrar aún entre la propia carne y
sus heridas,
Algo dulce que comer.
En la autopista
Dejando el hastío detrás del cristal
Se desvanecen señales y cúpulas
Abatidas por moteles y gasolineras.
Burdeles de neón parpadeando, que en la noche
Llaman a la más bella perversión,
La descomunal sed de descubrir el éxtasis
Que aparece solo contigo
Que te pertenece,
Que aparece solo contigo
Que te pertenece,
Me recuerdan...
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